Quizás no muchos lo tienen en cuenta, pero en Bolivia, el perro chapi, como le llamamos cariñosamente a ese perrito mestizo y muy peludo, podríamos decir que es el perro boliviano por excelencia.
Es un perro que muchas familias bolivianas tienen como mascota, sobre todo en las ciudades frías.
Los orígenes del chapi tienen que ver con la raza bicho maltés, que en realidad proviene de Egipto y no de Malta.
En este artículo, un homenaje al chapi boliviano, te contaremos todo lo que necesitas saber sobre el tierno chapi y sobre su vínculo con Bolivia y si se pueden trazar sus orígenes durante la colonia española o incluso antes.
¿Cómo saber si mi perro es chapi?
¿Tienes un perro cubierto de pelo sedoso, por no decir lanudo y despeinado, pequeño o mediano, de hocico pequeño, o sea, una verdadera ternura?
Felicidades, es muy posible que seas el humano de un chapi. Un perro sin raza, pero bien conocido e identificado fácil a la vista por muchos bolivianos, si nunca viste uno, quizás no estés viviendo en este país.
Un chapi, término boliviano que se usa erróneamente para referirse a algo “ordinario” o de poco valor, pero con cariño, porque su significado en aymara es de “peludo” o “barbudo”, es uno de los perros más predominantes en las casas bolivianas. Y su nombre es inseparable de su figura.
Característicamente, los chapis son de tamaño pequeño, aunque pueden ser de mediano tamaño, de pelo abundante y suave y algo ondulado.
La cabeza es redonda, de orejas medianas también caídas y peludas, ojos medianos y redondos con tonos de color que varían en la gama marrón desde el amarillo hasta el café oscuro, los párpados casi al mismo tono que la nariz que puede ir desde un color café claro hasta el negro; el hocico corto, peludo sin arrugas y labios apretados.
El color del pelaje varía, en la mayoría, desde el blanco más puro, pasando por varios tonos de beige, canela, y algún dorado, café hasta negro. También hay ejemplares bicolores y pocos de color chocolate o plomos.
El tamaño puede variar, pero con el transcurso de los años fueron prefiriendo los ejemplares más pequeños. Incluso alguno que otro podría ingresar tranquilamente en la categoría de perro toy, ya que pesan 5 kg máximo de adultos, aunque en su mayoría pesan hasta 12 kg. La cola es generalmente larga y cubierta de pelo.
El temperamento de los chapis es vivaz. Son buenos compañeros y muy cariñosos, juguetones y fieles; así como muy buenos guardianes. No existen antecedentes de problemas de salud predominantes.
Su pelo es abundante y generalmente su estilo es despeinado y si no se le corta puede llegar hasta el suelo.
Por otro lado, su temperamento es muy vivo y alegre, a pesar de su pequeño o mediano tamaño, tienen suficiente energía como para aguantar mucha actividad, por lo cual necesitan bastante estimulación física y mental.
La estimulación física y mental es esencial para el desarrollo normal de cualquier mascota, y la mejor parte es que para lograrlo solo necesitas pasar tiempo con tu peludo y ganas de divertirse al aire libre o en casa, todo al alcance de la mano. Los juegos de inteligencia, son un buen ejemplo, de mezclar destrezas mentales y físicas.
¿Cuánto tiempo vive un perro chapi?
Un perro chapi, al ser un perro mestizo, suele vivir muchos años, entre 16 y 18 años. Debido a la diversidad de su ADN, son menos propensos a padecer enfermedades y por ende a poder vivir una vida más extensa.
Hace poco fue el Día Mundial del Perro sin Raza, y en el enlace podrás enterarte todo sobre estos increíbles perros.
Rastreando el origen del chapi ¿el perro estándar boliviano?
Los perros siempre son el componente infaltable de muchas familias, incluso desde hace cientos de años, de acuerdo a investigaciones que señalan que desde tiempos precolombinos ya había perros que vivían como mascotas, y estos eran los chapis.
Esta hipótesis, de los chapis como perros precolombinos surge porque a finales del siglo XX, Arturo Posnansky prominente arqueólogo, minero, historiador e ingeniero entre otros de la escena boliviana, cuyo descubrimiento de una chullpa (momia en aymara) en una pequeña localidad en el departamento de Potosí, que permitió a dar un bosquejo del rol de los perros para las culturas precolombinas, pero sobre todo la piedra inicial para el comienzo de una serie de investigaciones, abocadas a establecer al perro como icono central en Bolivia y en la región.
Varios investigadores coinciden que la historia de la domesticación del perro, se dio hace alrededor de 15 000 años, un subconjunto de perros ancestrales (los perros originarios) empezó a emigrar a Oriente Medio, África y Europa, cuando el hombre dejaba de ser nómada a ser recolector y posteriormente agricultor.
Y se piensa que los canidos domésticos llegaron al continente americano hace unos 12 000 años y, aunque existen algunas discrepancias, todos coinciden, que la antigüedad del perro en América es de, por lo menos, 10 000 años.
Pero, por lo increíble que parece, en Bolivia, se desenterró el esqueleto mejor conservado de un perro en Sudamérica, con una antigüedad de alrededor de 15 000 años, perteneciente a la cultura andina chiripa, que se asentó alrededor del lago Titicaca.
Otros datos importantes lo aportan textos con narraciones de cronistas españoles del año 1615 que tienen una descripción de un tipo de perro: perro grande con mucho pelo, de hocico largo y orejas erguidas llamados “Pastu”; otros pequeños o medianos, también de pelo largo, pero de hocico corto y orejas caídas, llamados “jinchuliwis”, si eran medianos, pero con patas cortas eran llamados “ñañus” y finalmente perros sin pelo, con el hocico largo, que recibieron la denominación de “khalas”. Cuatro tipos de perro que habitaron en Bolivia durante la colonia.
Parece que solo los perros sin pelo fueron los supervivientes de la etapa de la colonia, puesto que los españoles trajeron sus propios tipos de perros desde Europa, para compañía y también para controlar a los habitantes originarios y los ejemplares autóctonos fueron sacrificados y desapareciendo en su mayoría y poco a poco se fueron extinguiendo, mientras que las razas europeas ganaron terreno.
Hoy en día, en las regiones que una vez comprendieron el Tahuantinsuyo, se encuentran ejemplares de perros sin pelo. En el norte argentino se los denomina perros “pila”; en Bolivia los llamamos “khala” y en Perú es el perro sin pelos del Perú.
Sin embargo, en el vecino país de Perú se dieron el trabajo de hacer una investigación apropiada y una genealogía para poder registrar al perro sin pelo, pero en Bolivia, no se estuvo ni remotamente cerca de registrar a los antes mencionados chapis, pese a ser un perro “estándar” en el país.
Otra de las teorías del origen del chapi, es su relación con la raz, bichón maltes, por su asombroso parecido, que aunque en su nombre aparezca el país de Malta, su origen es en Egipto. En una tumba de la época del Faraón Ramses II fue encontrada una estatua que retrataba un pequeño maltes o perro chapi, por otro lado, en la isla de Malta fue muy comercializado viniendo justamente de Egipto.
El bichón maltés, aunque no se sabe en que año llegó a Bolivia, comparte muchas características físicas con el chapi.
De porte pequeño y pelaje todo blanco suave y sedoso, ojos y naris bien negros, además de su tamaño pequeño (pesa como promedio apenas 3 kilos) una caracteristica marcante es un pelaje liso y blanca como la nieve, si no se corta su pelo este podría llegar hasta el suelo, siendo asi, no es una raza indicada para aquellos que no les gusta o no tienen tiempo de cepillarlo, acitividad que es altamente recomendada, por ese motivo muchos dueños acostumbran a tener el pelaje bien corto o esquilado.
Los ejemplares de esta raza tienen un temperamento muy vivo y alegre, a pesar de su pequeño tamaño tienen suficiente energía para aguantar bastante actividad razón por la cual debe ser acostumbrado desde pequeño a paseos con el dueño, con el gasto correcto de su energía problemas con ladridos con exceso se pueden evitar puesto que el Maltés o Perro Chapi suele ser bastante ruidosos, no siendo indicado para personas que no aprecian canes activos.
De hecho, esta raza también es conocida como chapi, aumentando más las coincidencias y los lazos con el chapi boliviano.
Aunque las pruebas del perro momificado, encontrado en el altiplano, refutaría la teoría del bichón maltés como perro que dio origen al chapi, si es cierto que se dieron cruces, ya que la evidencia está ahí, chapis muy parecidos al bichón maltés, parecen perros cortados con la misma tijera.
El chapi hoy en día
Pero para muchos bolivianos, el chapi representa, sin dudarlo, un elemento infaltable en el hogar, en un contexto donde, hace 10 años, existían 86 perros por cada 100 hogares en las ciudades y 99 animales por cada 100 hogares en el área rural.
Es verdaderamente un orgullo, tener una raza, como el chapi, que sea adaptable, que se puede encontrar tanto como mascota de campo de los campesinos, en climas agrestes en el altiplano; como adulados en los hogares de clase baja y media, donde son tratados tan bien como cualquier perro de otra raza de fama mundial.
En los últimos años, diversas razas de perros fueron introducidas comercialmente al país, al igual que en otros países de la región y prácticamente, cualquier raza de perro del mundo está a la disposición del comprador.
Y muchas personas y familias bolivianas abren sus corazones a las estirpes de moda estadounidenses o europeas, pero es curioso que todavía muchas personas prefieran aceptar como regalo un chapi o adoptar uno. Cabe destacar que el chapi pocas veces se vende y su “popularidad” se logra alrededor del regalo del dueño de una camada de chapis a sus allegados.
Hace aproximadamente una década, en las exposiciones del Kennel Club Boliviano, en más de una ocasión, se tuvo la iniciativa de tener algún segmento en especial, para no dejar de lado lo autóctono y empezar a visibilizar esta raza boliviana; pero hasta el momento no existió un real interés en hacer la inscripción de la raza como nueva y nacional.
Sin embargo, si bien nunca hubo la organización necesaria para lograr el anhelado registro del chapi como perro oficial de Bolivia, todos los bolivianos, sea de la región que seamos, pueden decir que tuvieron un chapi alguna vez o por lo menos estuvieron cerca de uno, ya sea en una visitar familiar o amistad, o incluso en un mercado, son muy pocas personas que viven en Bolivia que están en condiciones de afirmar han tenido de cerca al menos, un chapi boliviano.